Abu Ali al Husayn ibn Abd Allah ibn Sina, conocido en occidente como Avicena. Médico persa que vivió entre 980 y 1.037 de nuestra era.
Fiel seguidor de las enseñanzas y obras de Hipócrates, escribió el canon de medicina en 3 volúmenes y cerca de 400 libros, entre ellos tratados de anatomía, fisiología, fitoterapia, metafísica, religión, filosofía …
Destaco en medicina, en una época donde en occidente estaba estancada y en algunos casos incluso había una involución.
Describió con exactitud, la columna vertebral y el esqueleto, dando importancia a la alineación de las vértebras, explicando como manipular las mismas para alcanzar dicha alineación (hay grabados de la época donde figura este insigne médico encima del paciente haciendo torsiones y manipulaciones en la espalda). Cita en varios capítulos el tratamiento manual sobre articulaciones, huesos y ligamentos. Con correcciones precisas sobre luzaciones y esguinces.
Daba masajes en extremidades y torso para calmar fiebres, dolores internos, y aliviar y evitar el cansancio, acompañado de baños aromáticos y vapores.
Sus preparados para masajes consistían en aceite de palma, dátil y oliva mezclado con aceites esenciales de flores, (en su canon de medicina cita por primera vez la destilación de las flores y plantas).
Para Avicena la medicina consistía más que recuperar la salud en evitar perderla. Y el masaje junto con el ejercicio y el alimento, tenían un papel prioritario, ¨para sentir vigor, paz y alegría.¨
Es un médico excepcional, que dio luz en la noche del masaje, como fue el medievo.
Avicena es un ejemplo a seguir por muchos masajistas de hoy.
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