El criomasaje es la aplicación dentro de las terapias manuales de frío, de una forma directa, controlada y en una zona concreta, no suele exceder de los 10 minutos.
El frío produce una vasoconstricción a nivel de la piel, produciendo una primera sensación desagradable para el masajeado que desaparece en poco tiempo. Bloquea los nervios superficiales, (motores y sensitivos) produciendo disminución de la sensibilidad, anestesiando la zona.
Reduce la inflamación y el edema local, disminuye los hematomas.
El frío rompe el circulo vicioso dolor-espasmo-dolor facilitando el estiramiento muscular progresivo, ideal para tratar lesiones y recuperar el músculo después de un ejercicio intenso.
Se produce una disminución del riego sanguíneo, aumentando la presión arterial.
Se enfría la zona gradualmente, con frotaciones y fricciones de forma longitudinal a los músculos que estamos masajeando, aumentando la presión al mismo ritmo que el frío. No debe superar los 15 minutos. Después del criomasaje se recomienda un masaje evacuatorio y suave para poco a poco recuperar su estado normal.
En algunas ocasiones se utiliza productos naturales para mantener la zona fresca durante más tiempo, aplicando esencia de alcanfor o menta.
El frío es una herramienta muy importante para el masaje, dándole un toque fresco y vivo.
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