La técnica de utilizar piedras calientes, hoy en día es símbolo de relax y placer, pero no es tan actual como creemos. Hay datos y estudios donde se sabe que se utilizaban piedras calientes en civilizaciones tan antiguas como la egipcia, en la antigua Roma, se usaban mucho las piedras calientes en saunas y baños públicos al igual que había una costumbre, que era la de tumbarse en losas de mármol después de una sauna.
Se utilizan piedras basálticas, generalmente de origen volcánico, buscando que sean lo más densas y oscuras posibles, por su alto contenido en hierro, aunque a veces se utilizan piedras de río a falta de las anteriores, con piedras frías se utiliza normalmente el mármol o granito las cuales mantienen más el frío.
Se buscan que sean lisas, agradables al tacto y se calientan a temperaturas no superiores a 70º. En las piedras frías la temperatura oscila entre 5 y 10 º. (son menos utilizadas).
Las propiedades de estas piedras, reside en su transmisión del calor o frío de una manera gradual y suave, lo cual el organismo tiene tiempo para asimilar dicha temperatura, transmiten poder magnético y su energía natural (las piedras nunca deben ser manipuladas se utilizan tal y como se recogen de la naturaleza) sus efectos son inmediatos. Oxigena y revitaliza la piel, relaja el músculo y tonifica, estimula el metabolismo celular, alivia dolores articulares, induce al sueño, estimula la circulación, relaja, reduce estres y ansiedad.
No es recomendable utilizar en caso, de varices, operaciones de corazón recientes, tensión alta, desordenes metabólicos, heridas abiertas, fracturas.
Es una fantástico utensilio y herramienta para el masajista de hoy.
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