
El monje fingió sorpresa y preguntó qué había provocado tal cambio en su corazón y su mente. Ella respondió, al cabo de unas semanas de masajear en forma regular a su suegra de la manera que él le había enseñado, se había encariñado mucho de ella y que ahora se querían mucho. Entonces el monje, sonriendo, le explicó que nunca había tenido la intención de enseñarle la forma de dañar a nadie, sino todo lo contrario. Le había enseñado un masaje para unirlas, creando así amor y armonía en su vida familiar".
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