Esta técnica tiene como objetivo la movilización de los planos superficiales de piel sobre planos más profundos. La mano del masajista y la piel formaran una unidad que buscara la presión controlada de los tejidos profundos de la zona a tratar, siendo esta una de las características más importantes.
Las manos no se
deslizan sobre la piel, sino que es la piel la que se desliza sobre otros
tejidos y estructuras subcutáneas.
La fricción se
puede realizar con diferentes superficies: el codo, el antebrazo, la palma de
la mano, punta de los dedos, dedos o los nudillos. Depende mucho de la fuerza a aplicar y la zona.
Esta maniobra
tiene un fuerte efecto térmico y dependiendo de la duración de la aplicación
puede pasar de estimular a relajar, e inclusive a producir, fuerte analgesia.
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