El
Kobido tiene sus raíces en la medicina tradicional china. Junto al chikung, la
fitoterápia, la acupuntura y el anmo (o masaje), forma parte de sus tratamientos.
Anmo que significa empujar y frotar,
tiene por objetivo el mantenimiento o restablecimiento de la salud, preservando
constante y en equilibrio el flujo de energía ki, a través del masaje.
En el siglo
XIV los conocimientos de la medicina china llegaron a Japón. El Anmo (Anma en
japonés) mantuvo fiel el objetivo de mantener el flujo de ki,, para estimular la
capacidad sanadora del cuerpo. Una de las especialidades del Anma fue el
Kobido, masaje facial japonés, que se concibió no solo como un masaje estético,
sino como una técnica de sanación del cuerpo. De este modo, la belleza consistía en una
apariencia luminosa y jovial, y a su vez de aspecto saludable.
En
1472 la emperatriz de Japón solicitó tratamientos de belleza y pidió
específicamente el masaje Kobido, convirtiéndose en un tratamiento exclusivo de
la familia imperial.
El
conocimiento de este masaje se transmitía directamente de maestro a alumno. El
maestro Ito que había sido durante 50 años, el gran maestro de linaje de
Kobido, designo a Shogo Mochizuki como sucesor. Shogo Mochizuki se traslado a
Estados Unidos, donde comenzó a enseñar y difundir el “Arte” del Kobido a partir
de 1985.
Hoy en
día, todo el mundo puede beneficiarsé de esté espectacular masaje.
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