En mi verdad, en mí día a día, es
frecuente la mezcla o más bien confusión de buscar el límite, la frontera entre
la terapia, la concentración y profesionalidad a la hora de la aplicación de un
masaje y la sensualidad, complicidad y el erotismo. Lo observo constantemente
en mil y un anuncios donde se ofrecen masajes sensuales, eróticos con o sin
final feliz, sin menospreciar estos servicios ni quienes lo ofrecen, aplican o
disfrutan.
El erotismo en el masaje se queda
dentro del mundo de la sensualidad y sexualidad, independientemente del
contexto en el que se desenvuelva, es un arte de por sí, ya descrito hace
siglos en el famoso kamasutra. Sin duda no deja de ser otra forma de terapia.
Hoy en día, se enseñan y aplican
talleres de masaje erótico, para favorecer, fortalecer y redescubrir las
relaciones sexuales, con unos resultados impresionantes.
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