Uno de los aspectos que más valoro del
masaje es el silencio y la escucha concentrada durante la sesión hacia
el masajeado.
El masajista aprende con la experiencia a ¨saber
escuchar durante el masaje¨
El masajista, mientras ejecuta su
trabajo, debe prestar atención a reacciones del masajeado que desencadenan un lenguaje propio. No solo las expresiones
verbales. El cuerpo se relaja y empieza a expresar más que las palabras, es
más, el cuerpo es su lenguaje propio es incapaz de mentir.
En el masaje se produce un ambiente de
confianza que permite la libre expresión de emociones y sentimientos retenidos
y muchas veces capados por la razón de forma consciente. Durante la sesión se liberan estos miedos
paralizados y bloqueos emocionales.
En una sesión de masaje hay masajeados que se sienten tan liberados que empiezan a de hablar de aspectos muy íntimos de su vida de manera abierta y confiada.
Me gusta respetar el silencio
del masajeado, en el mundo del tacto y las sensaciones las palabras sobran. Si
quiere el masajeado hablar le corresponderé siempre… desde el silencio.
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