El masaje
con el fuego es algo muy antiguo y proviene del centro de Asia, en concreto de
la medicina tradicional tibetana.
Es, sobre
todo un masaje que crea mucha expectación y sobrecogimiento.
El
procedimiento es relativamente sencillo, se tumba el masajeado en una camilla
desnudo sin nada de ropa y se tapa completamente con una toalla, a la que se la
rocía con alcohol y a continuación se prende con una cerilla de madera, en
forma de ceremonia casi mística.
La toalla
arde y el espectáculo esta asegurado. El masaje con fuego apenas dura unos
minutos y se extingue colocando otra toalla encima.
Los
efectos beneficios son múltiples al igual que las sensaciones que crea en el
masajeado. Va desde aliviar dolores osteomusculares, regula la tensión
arterial, elimina impurezas a nivel cutáneo, crea una relajación sin extrema…
entre otros beneficios.
Las sensaciones en el valiente que se tumba en la camilla, va desde una tensión incomoda antes del masaje ardiente, hasta un calor muy agradable y penetrante y una sensación posterior de paz y sosiego.
Un masaje
para valientes y sin lugar a dudas muy atrevido y osado. Donde las precauciones
del masajista deben ser máximas.
Un masaje
para probar, pero… no lo cambio por unas buenas manos.
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