La piel es el mayor órgano del cuerpo humano, participando de forma muy
directa en el contacto con las manos del masajista.
Durante la
aplicación de las técnicas de masaje, sobre todo
frotaciones y fricciones, se desprende la capa superior de células muertas
de la piel, mejorando y fortaleciendo la respiración de la piel. Las técnicas de percusión y
golpeteos, estimulan los receptores nerviosos, estimulando todo el
cuerpo. Por lo tanto, la acción del masaje en la piel, provoca a su vez un estímulo
indirecto en otros órganos, causando una reacción en todo nuestro organismo.
La piel está vinculada de una forma muy intensa con el sistema nervioso
central.
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