No cabe duda de la generalizada
idea de que un buen masaje debe producir dolor,
a veces, es probable que se sienta dolor después del masaje en la zona
afectada. No hay que preocuparse, es normal. Cuando se realiza un masaje
enérgico como el anticelulítico o con presiones fuertes como el descontracturante, se producen unos cambios a nivel dérmico y muscular. En
este tipo de masajes puede aumentar la temperatura local entre 2 y 3
grados, lo que produce una dilatación de los vasos sanguíneos, con un aumento de
nutrientes y oxígeno a los músculos y a la piel.
En otras ocasiones, el masajeado se queja de
no sentir dolor o cree que un buen masaje está asociado a un dolor por una
presión excesiva para eliminar tensiones y contracturas… y esto no es correcto,
porque cada masajista tiene su forma de trabajar, y siempre se debe buscar la
técnica más suave, progresiva y efectiva. La sensación de presión es muy
relativa y depende de la progresión de las presiones, es decir no es lo mismo ejercer
presión en frío que tras unos minutos de frotaciones y amasaos, la sensación
del masajeado puede ser distinta pero es muy probable que la presión en ambas
sea la misma.
Y… mencionar la posibilidad de provocar hematomas
en la piel tras un masaje, sino tiene problemas capilares o de vascularización
lo aconsejable es cambiar de masajista.
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