Diario
de un masajista.
Siempre
hablamos de las sensaciones y experiencias en el momento de recibir un masaje…
pero… ¿qué siente el masajista?.
El
masajista, lava sus manos con agua tibia y se prepara para el masaje, el
ambiente con olores frescos y música suave auxiliado por la luz tenue, predispone
al placer y a la sanación.
Empapa
sus manos de aceite aromático y comienza sus primeros pases, como una danza y
un baile, el ritmo es sutil y poco a poco va aumentando y buscando puntos
conflictivos de dolor y tensión, para disiparlos y hacerlos desaparecer con el
calor y la experiencia de sus manos, que se adapta a la piel y la geografía del
cuerpo como dos amigos inseparables.
La
magia llega, suspiros de placer y relax, acompañados de un alivio casi mágico y
milagroso, para dar paso al arte efímero de un masaje. Aquí y Ahora. Un masaje
único.